Entre la opción de informar o generar verdaderos conocimientos
10.08.2009 01:52
Un análisis desde Escribiendo historias: el arte y el oficio de narrar en el periodismo de Juan José Hoyos.
Por Jennifer Cortés Jiménez
Comunicadora Social
Al reflexionar sobre los dos modos de contar en el periodismo, el informativo y narrativo, no pude evitar trasladarme a una cita, del que quizás sea uno de los más asertivos teóricos de la comunicación, Martín Serrano, que reza: “Que una cosa es saber cosas sobre algo y otra que hay ciencia sobre algo. No se puede confundir el conocimiento con el saber: la comunicación tiene ese problema porque todos somos expertos en comunicación, consecuentemente creemos que sabemos. El conocimiento de la verdad por sí solo no es suficiente para construir una ciencia como cualquier conjunto de verdades no hace una ciencia. Si la información que tenemos no sirve para describir y predecir, no nos ofrece un grado distinto de certidumbre, no podemos hablar de conocimiento; eso pide como actitud epistemológica la prudencia y como reto, el rigor para aclarar y discernir los estatutos y modos de configuración de la comunicación”.
Pasa lo mismo entre informar o narrar, existe entre ambas, diferencias tan abismales, y paradójicamente con frecuencia, nosotros los periodistas comunicadores de esta generación de la inmediatez y lo superfluo, solemos homogeneizarlas, confundirlas y acomodarlas. El texto de Juan José Hoyos es un llamado al periodismo, un clamado que le reitera que no se pueden confundir los modos de contar, ni seguir obrando bajo el lugar común de que la labor de la verdadera comunicación está cumplida cuando se informa escuetamente.
El periodismo informativo genera sujetos dateados, sociedades a las que se les hace saber, mas no conocer. Es un estilo que se ha mantenido, en los noticiarios y medios de las masas, por cuestiones de tiempo, espacio, pauta, ideológicas y hasta políticas. Es por ello que sus principales virtudes se resumen en la síntesis, la brevedad, y actualidad; en consecuencia, el público del que es objeto, solo le basta con leer o ver los titulares para enterarse de lo que sucedió, ignorando por completo su trasfondo, su contexto o intencionalidad. A una persona que se manifiesta interesada por profundizar en el tema esbozado en la noticia, y que se limita a este tipo de medios, le confiere acudir a varios, en busca nuevos datos, otras cifras y quizás algunas citas cortadas, para tratar de reconstruir con informaciones aisladas, la historia completa.
Mi análisis no pretende invalidar a ese tipo de públicos, ni mucho menos, a este modo del periodismo. Pretende señalar, que hay estilos de periodismo para tipos sociedades y los mediadores que la tejen. En el discurrir de ese periodismo, al igual que el de la sociedad en la que se sumerge, se ha tornado perceptivo a las nuevas posibilidades, se ha dejado cautivar por contar el melodrama, por narrar historias completas, acompañadas de rigor investigativo, que le ha posibilitado atrapar todas esas sociedades que siendo infantes, disfrutaban de una buena narración, de la curiosidad de saber más y más, en un estado de suspenso por lo que aguarda tras la siguiente hoja, en el siguiente párrafo, en la próxima exclamación.
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